sábado, 11 de diciembre de 2010

ESTUDIANTES EN ACCIÓN


Afectada la inmensa mayoría de los británicos por los durísimos recortes impuestos por el gobierno, sólo los estudiantes se han lanzado a la protesta callejera con una rotundidad inesperada: hasta el príncipe Carlos y su mujer, la duquesa de Cornualles, se vieron amenazados por las patadas de manifestantes al Rolls Royce en el que viajaban sin poder evitar que la prensa documentara la sorpresa angustiada de los dos.

Los estudiantes habían salido a la calle para impugnar la subida de las matrículas universitarias, lanzando petardos, ladrillos y cualquier objeto contundente apenas unos cuantos policías a caballo pretendieron contenerlos. Diecinueve heridos, seis de ellos hospitalizados, fueron las bajas contadas al término del combate. Siete, los detenidos.

Simultáneamente, los diputados discutían en la Cámara de los Comunes la propuesta de ley que triplica el coste de los estudios universitarios. El debate, muy tenso, culminó con una votación que no premiaba la protesta estudiantil pero tampoco llevaba al entusiasmo a la mayoría gubernamental. Libdems y tories críticos redujeron la mayoría en la votación de 83 a 21 escaños. Escasos, sin duda, pero suficientes para aprobar el proyecto de ley.

Esta singular batalla confirmó el espectacular giro de Nick Clegg, consumado aquel día en el que, caído el gobierno de Brown, Clegg, tras haber afirmado que su partido ideológicamente estaba más cercano de socialdemócratas que de conservadores, dio respuesta afirmativa a la oferta de Cameron llevando a esta singular alianza al poder. Ya no puede sorprender que Clegg afirme ahora que los estudiantes son “unos soñadores que no entienden nada del mundo real”. Los terribles recortes son tan suyos como de Cameron. Pero ¿hasta cuándo podrá Clegg contener a los críticos que ya está acumulando dentro de su propio partido?

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