La cúpula militar española
"A la mayoría de militares españoles no les gusta Zapatero"
La embajada considera a los oficiales clave "fans" de EE UU en "política y táctica", pero también leales y orgullosos de su país
MIGUEL GONZÁLEZ - Madrid - 07/12/2010
"Del general Sanz [jefe de la cúpula militar] y el almirante Torrente [secretario general de Política de Defensa] para abajo, los oficiales clave de las Fuerzas Armadas españolas han vivido en EE UU y han vuelto como fans. Son instintivamente proamericanos en política, táctica y equipo. Dicho esto, esos oficiales son orgullosos españoles y se toman mal cuando sienten que a España se la da por descontado o se le trata en menos que la potencia media democrática en que se ha convertido". La frase forma parte de un informe secreto elaborado por Eduardo Aguirre el 30 de agosto de 2008, con motivo de la visita a España de un alto cargo del Pentágono, y refleja la atención que la Embajada de EE UU en Madrid presta a los altos mandos de las Fuerzas Armadas españolas, con quienes mantiene estrecho contacto.
"La Marina española es fielmente proamericana. A pesar del crecimiento de la industria europea de defensa y de la presión para adquirir productos nacionales, tiene una clara preferencia por comprar americano", escribe Aguirre en otra nota, de 30 de mayo del mismo año. "No os equivoquéis: todos los ejércitos españoles están bien dispuestos hacia EE UU y comprometidos con la OTAN, pero es en la Marina donde encontramos mejor acogida".
La confianza de los militares españoles con los diplomáticos estadounidenses llega a veces a la confidencia. En un almuerzo del 26 de marzo de 2007, poco después de cesar en su cargo, Torrente admite que "a la mayoría de los militares españoles no les gusta Zapatero, por su política interna y por algunos errores en política exterior, como el no ponerse de pie al paso de la bandera de EE UU en el desfile de 2003 o la precipitada retirada de Irak que ordenó en 2004". Pese a ello, "los militares españoles son profesionales y leales y tratan de ver el lado positivo de las políticas de Zapatero".
"Valoran que ha intentado hacer lo correcto en relación con la OTAN y Afganistán", agregó el almirante, según un informe secreto del número dos de la delegación diplomática, Hugo Llorens.
Insólita recepción
Aguirre aprovechó la insólita recepción ofrecida el 25 de septiembre de 2008 por la Embajada de EE UU en Madrid, con motivo del relevo de la cúpula militar, a la que asistieron más de 90 invitados, para estrechar relaciones con los nuevos altos mandos, nombrados por Chacón. En un informe confidencial, se traza un retrato de cada uno. Del nuevo jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Julio Rodríguez, se destaca su formación como piloto de combate y su condición de ex director de Armamento. No en vano los temas sobre los que conversó con Aguirre se referían al interés de España por los misiles Tomahawk o los aviones JSF. Los mismos asuntos abordó el embajador con el nuevo jefe de la Armada, el almirante Manuel Rebollo, de quien subraya que comenzó su carrera profesional como marinero, y quien le reconoció que no tenía garantías de que el Ministerio de Defensa aprobase finalmente la compra de los Tomahawk; lo que finalmente no hizo. Del jefe del Ejército de Tierra, Fulgencio Coll, recuerda el informe que fue el encargado de ejecutar dos de las más difíciles decisiones militares de Zapatero: la retirada de Irak y la puesta en marcha de la Unidad Militar de Emergencias (UME). "Al contrario que otros generales españoles, ha pasado largos periodos al mando de tropas", subraya la nota. Del jefe del Ejército del Aire, el general José Jiménez, dice que su nombramiento fue sorpresa y que estaba a punto de retirarse cuando alguien de Defensa le avisó de que no lo hiciera.
"Los militares españoles son muy disciplinados al mando político, pero vale la pena recordar que cualquiera que sean nuestras diferencias con los políticos españoles, las Fuerzas Armadas estarán siempre dispuestas a trabajar con EE UU, bilateralmente o en el contexto de la OTAN", concluye Aguirre.
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