- El embajador de la Venezuela sedicente bolivariana -que días atrás sugirió torturas a etarras locuaces- decidió que el homenaje a nueve países latinoamericanos en su bicentenario no contara con la bandera de su país "por indisposición del abanderado". Lo cual no le privará de la blandengue sonrisa de Moratinos, tan tolerante con el gobierno venezolano como con el marroquí.
- El griterío anti RZ -no menor que en otras fiestas- a cargo de grupos de jóvenes y adultos que, superándose a sí mismos, siguieron, estridentes, mientras el Rey homenajeaba a los siete militares y un intérprete adscrito al Ejército muertos en lo que va del año (cuatro en Afganistán, cuatro en Haití) y personalizaba su homenaje saludando a los familiares de las víctimas. Los hermeneutas periodísticos perfilaron a los integrantes de estos grupos como partidarios del PP. Sospecho que algunos pueden serlo pero muchos militan en la ultraderecha de hondas raíces franquistas.
Durante la tradicional recepción en el Palacio de Oriente, el Rey y el Príncipe se mostraron molestos con los abucheos. El Príncipe destacó con razón que "son algo recurrente", que se ha producido también con otros gobiernos. Defensa los atribuyó a apenas "pequeños grupos organizados". Y RZ sentenció: "Lo de siempre. Forman parte del guión." Tanto como su imperturbable sonrisa.
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