domingo, 31 de octubre de 2010

LA NACIÓN: "UNA INTERNET MENOS RIESGOSA"

Editorial II

Una Internet menos riesgosa

Es preciso que los adultos pongan al tanto a los menores y a los jóvenes de los riesgos que existen en la Red

Domingo 31 de octubre de 2010 | Publicado en edición impresa

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La navegación por Internet y el ingreso en redes sociales se han convertido en un hábito generalizado en la actualidad, particularmente en chicos y jóvenes.

Se sabe que siempre ha sido fuerte la motivación que lleva a los adolescentes a relacionarse con otros de edad pareja, y ese propósito de encuentro, aunque sea con desconocidos, se ha incrementado de manera inédita en nuestro tiempo merced a la computación, que permite establecer un vínculo de comunicación y algo más, pues se alcanza una cierta "comunidad virtual" que puede cultivarse al margen de los mayores.

Ese modo de actuar es algo muy propio de la edad, pues se trata de una apertura al mundo social externo al cual hoy puede accederse con facilidad. No en vano en las redes sociales del mundo hay más de 850 millones de personas, que se han integrado por razones de afinidad.

Muchos incentivos se suman en quienes, apoyándose en la promisoria plataforma de Internet, se ponen en contacto y gratifican intereses, envían y reciben mensajes de texto y e-mails , chatean, suben fotos, comparten música. Es así como una serie de posibilidades incitantes mueven al usuario juvenil a visitar la Red a diario. Algunos lo hacen con mayor frecuencia e intensidad, hasta caer en una riesgosa adicción que reclama atención especializada.

Ahora bien, si navegar por Internet es algo que se enseña, se alienta y se promueve en la casa y en la escuela, conviene hacer conocer los peligros que puede entrañar y de los que hay que prevenir a los menores.

Esa tarea, que concierne naturalmente a los mayores, no carece de escollos. Entre éstos, se puede citar la resistencia que los chicos ofrecen a que se los controle porque quieren gobernar autónomamente sus relaciones de la Red.

Otro obstáculo es que el 95 por ciento de los adolescentes rechaza la noción de los peligros que se les anticipan y cree que todos son verdaderos amigos en la Red. Una dificultad distinta es que el 80 por ciento de los chicos navega en los locutorios, sin la vigilia de los mayores. Por fin, cuando los padres tienen menor dominio de la computación, los chicos que avanzan rápidamente poseen mayor cuota de libertad para obrar a voluntad.

Los obstáculos por enfrentar no deben desalentar el diálogo preventivo de los adultos con sus hijos o de los docentes con los alumnos cada vez que sea oportuno.

Hay que hacerles comprender a los menores que es inconveniente contactarse con desconocidos a quienes no hay que brindar domicilio ni teléfono; asimismo, es riesgoso subir fotos personales y es beneficioso, en cambio, clasificar a los miembros de la Red según el grado de conocimiento para regular la información que se provee.

Esta labor de prevención está adecuadamente presentada en un cuadernillo publicado y difundido por el Ministerio de Educación y Cultura de la Nación, que puede consultarse enwww.me.gov.ar/escuelaymedios .

Las creaciones tecnológicas no son en sí mismas ni buenas ni malas e Internet ha demostrado sobradamente hasta ahora cuántos beneficios puede aportar a la comunicación y al progreso de las sociedades mundiales. Pero en el caso de su uso por chicos y jóvenes, es deber de los mayores, sus padres y también sus maestros, procurar que dominen perfectamente esa maravillosa herramienta con conciencia de sus límites y riesgos.

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