viernes, 28 de mayo de 2010

ENRIC JULIANA: "AGENTES CAROLINGIOS"

Agentes carolingios

Aires de Marca Hispánica: Catalunya deviene la garante del Directorio Europeo en la península | España estuvo a un voto del desastre; la apuesta autárquica del PP daba por segura la abstención de CiU

ENRIC JULIANA | 28/05/2010 | Actualizada a las 00:06h | Política

Los catalanes han vuelto a echar una mano para que España no caiga por el precipicio. No es la primera vez que ocurre. Lo intentó el general Prim a mediados del siglo XIX inventándose una monarquía constitucional, y una noche oscura, antes de que Amadeo de Saboya desembarcase en Cartagena, le pegaron cuatro trabucazos en la calle del Turco. Lo intentó Francesc Cambó y el africanizado régimen alfonsino se le escurrió de las manos. Lo habría intentado el general Domingo Batet Mestres si el 18 de Julio de 1936 hubiese estado al mando de la Capitanía General de Cataluña. Lo intentó Joan Comorera, parando los pies a la FAI mientras el prestigio de la República se desangraba en Europa. Lo intentó el economista Joan Sardà Dexeus, simpatizante de ERC en los años treinta, redactando el Plan de Estabilización de 1959, que salvó a la España de Franco de la bancarrota falangista. Lo intentó Josep Tarradellas, salvando los muebles de Adolfo Suárez entre 1977 y 1980. Lo intentaron Antoni Gutiérrez Díaz y Joan Reventós, evitando que la transición se gestionase con una Catalunya fatalmente escindida en dos comunidades. Lo intentaron Miquel Roca y Jordi Solé Tura, dando flexibilidad a la Constitución de 1978. Lo intentó Jordi Pujol serenando el país el 23 de febrero de 1981 y actuando de eficaz estabilizador en los años noventa. cuando la canción de moda en Madrid era "Pujol, enano, habla en castellano".

Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida y nueve diputados apellidados Macias, Xuclà, Pigem, Campuzano, Riera, Sánchez Llibre, Surroca, Jané y Tarruella se sumaron ayer a la lista. Convergència i Unió evitó ayer un serio accidente español. Una pérdida de credibilidad de dimensiones colosales. No es una exageración. España y Portugal pueden llevarse por delante el euro. La península Ibérica ocupa hoy el centro del mapa mundi desordenado. Por una acumulación de factores, España se ha convertido en el verdadero eslabón débil del sistema Europa, ese formato imperial sin parangón en el mundo, Grecia es el canario en la jaula que avisa del escape tóxico. España es la pieza averiada que puede romper todo el engranaje. España debe 1,6 billones de euros, sumando los créditos, letras y pagarés que han financiado a empresas, familias y administraciones públicas durante los años dorados. Hay montones de deuda española circulando por todo el mundo. Y la fibrilación no está controlada. Hay problemas de financiación que no se divulgan para no avivar el nerviosismo. Las grandes empresas del Ibex 35 están muy preocupadas. Y desde hace dos semanas, España se halla intervenida por el Directorio Europeo (Alemania, Francia, Benelux y norte de Italia). Carolingia ha tomado el mando y ayer estuvo a punto de perderlo, pese a las gestiones efectuadas desde distintos centro de poder –incluida la cancilleria alemana– para garantizar una tranquila aprobación parlamentaria del ajuste impuesto por el Directorio.

La pregunta del día es la siguiente: ¿Por qué el Partido Popular se inclinó finalmente por el voto negativo desafiando su encuadre europeo? La respuesta es relativamente simple: el PP daba por segura la abstención de CiU y PNV. Creyendo garantizada la aprobación del ajuste, el centroderecha español efectuó una apuesta autárquica y racial. Jugó una baza muy española: desconectó de Bruselas para capitalizar de una tacada todo el malestar social acumulado. El PP vive obsesionado por la habilidad con la que el PSOE se ha consagrado como el partido de las pensiones. Y suyas son las siglas más votadas por los funcionarios públicos, sobre todo en la España mesetaria. Funcionarios y clases pasivas son dos sectores sociales decisivos para la configuración de una mayoría política estable en España. Repito: la apuesta autárquica de Mariano Rajoy se basaba en una supuesta garantia de estabilidad. Quien firma estas líneas puede dar fe de algunos mensajes intercambiados ayer por la mañana por diputados populares en el Congreso: "Toquemos madera, que CiU no falle".

Siempre atento al mus, el PNV también decidió jugar fuerte en el último momento. Se sumó a la estrategia autárquica. Ellos son así. José Luis Rodríguez Zapatero, lívido, asustado y desencajado, temía lo peor. El Congreso fue ayer expresión de una España políticamente depauperada. Arrasada, de nuevo, por el furor autodestructivo.

CiU ha atendido muchas llamadas estos últimos días y ha computado también su interés. Y este pasa por evitar que unas elecciones generales anticipadas difuminen la espesa batalla política catalana (a punto de infectarse en Barcelona). Bajo un foco muy potente, Duran pronunció ayer el mejor discurso de su vida y Mas selló la más inteligente de sus apuestas. Los catalanes son hoy los fideicomisos del Directorio Europeo. Garantes del mandato carolingio. Agentes de Berlín y Aquisgrán. Nada nuevo: la Marca Hispánica.


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