SEGUNDA CUMBRE DEL BRIC
A pocos meses del término de su segunda e inevitablemente última presidencia, Lula protagonizó la segunda cumbre del BRIC junto con sus colegas de Rusia, India y China, el jueves 15 de abril. La tercera tendrá lugar recién el año próximo, en China. Y no hay que dar por descontado que la línea Lula se mantenga entonces: si el nuevo presidente es el socialdemócrata gobernador de San Pablo, muy ligado a Cardoso, Brasil volvería a reforzar sus preferencias por EEUU y Europa. Ahora, en cambio, Brasil aboga con sus tres socios por una mayor estabilidad monetaria mundial y sostiene junto a ellos que las sanciones económicas extremas dañan más al conjunto de la población civil que a las clases dirigentes.
“Los cuatro países tenemos vocación universal”, afirmó Lula en la segunda cumbre, y “queremos promover un orden internacional más equilibrado y multilateralista”. Pero BRIC no puede ocultar sus desequilibrios internos. Si a sus cuatro componentes se les llama ya “las cuatro economías emergentes”, a China se le empieza a identificar desde EEUU como “la otra gran potencia”, otredad referida exclusivamente a EEUU. Y en la UN, China tiene el poder de veto en el Consejo de Seguridad. Brasil carece del argumento atómico, que pueden invocar en cambio Rusia, China e India. China ya es uno de los más importantes socios comerciales e inversores en África. Lula y Sing lo saben y no en balde son ellos dos quienes se han reunido con el nuevo presidente de Suráfrica. Brasil pretende que los otros tres miembros del BRIC tengan una posición similar a la suya ante Irán, pero Rusia y China no están dispuestos a compartirla sin más, dadas las nuevas convergencias logradas por ambas naciones con EEUU, incluso con la política de Obama frente a Ahmadineyad. Lula en cambio visitará pronto Irán, subrayando intereses comunes con los defendidos por tan deplorable líder.
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