Los Mossos detienen a una joven que narcotizaba a hombres para robarles
La arrestada recorría locales de copas de los distritos de Ciutat Vella y el Eixample para elegir víctimas
Haciéndose la amable, la frágil, la atenta, la donosa y sobre todo mostrándose muy cercana, Mónica Bibiana tejía su tela de araña en torno a sus víctimas. Fueron hombres que creyeron que la noche tendría un final feliz, que sus dotes de seducción habían funcionado esa vez. Lejos de ser ellos los conquistadores, Mónica Bibiana les atrapaba. Se ganaba su confianza yendo de la aceptación de una copa en la barra de un bar a la relajación de las barreras físicas y la entrada en juego del tacto. Entonces, les echaba un somnífero en la bebida y los desvalijaba. En el mismo momento en que les atacaba un sueño irresistible se desvanecía el de haber consumado su papel de casanova.
Mónica Bibiana S.A., una joven colombiana de 33 años vecina de Rubí, ha sido detenida en Barcelona por los Mossos d"Esquadra acusada de haber seguido por lo menos cinco veces ese procedimiento de seducción somnífera. Los investigadores del distrito de Ciutat Vella, comisaría en la que se presentó la primera denuncia por estos hechos en julio del año pasado, no descartan que haya más víctimas y por eso siguen trabajando en el caso. Aunque la policía no se pronuncia sobre este extremo, se sospecha que algunos de los hombres que sucumbieron a sus peligrosos encantos podrían tener pareja o estar casados por lo que estarían ocultando las verdaderas circunstancias en las que perdieron sus carteras o sus teléfonos móviles.Más allá de bares y discotecas de los distritos de Ciutat Vella y el Eixample, Mónica Bibiana era capaz de contactar con algunas de sus víctimas en cualquier lugar, como en el caso de uno de los desvalijados al que conoció en el metro. Iniciaron una intrascendente conversación y una cosa llevó a la otra. Ella muy amablemente le ofreció agua al verlo sediento y él después le quiso corresponder. Era todo un farsa. Se sabe que en alguno de los casos, la detenida no tuvo una oportunidad clara para actuar la primera noche en que contactó con una de las víctimas y por ello cerró una cita para otro día. En el segundo encuentro, sí logró su malintencionado propósito.
Algunos de los engañados se vieron sumidos en un sueño irrefrenable en el mismo local público en el que se produjo el encuentro y, mientras duraba esa especie de duermevela inmediatamente anterior al desvanecimiento, los dedos rápidos de Mónica Bibiana entraban en acción. La víctima no podía ofrecer resistencia por mucho que en mitad de la borrachera narcótica adivinara que le estaban robando. Otros de estos sucesos se produjeron en casas de las víctimas, en sus viviendas habituales o temporales. Algunos de los desvalijados son de lugares lejanos a Barcelona.