MENGUANTE SARKOZY, CRECIENTE OBAMA ¿REAPROXIMACIÓN?
¿Habrá sido capaz Sarkozy, por fin, de escuchar a Obama y hacerse escuchar por él, esta vez en Washington? Y, a su vez, ¿tenían ambos alguna propuesta importante que hacerse? Sarkozy necesitaba de Obama para recuperar su prestigio dañado por las regionales y las encuestas. Obama, ahora triunfante, no necesitaba tanto de Sarkozy. Ya lo había demostrado en junio 2009, cuando prefirió pasear por París en lugar de almorzar con él y ambas familias en el Eliseo. Sarkozy se tragó por fin aquel agravio, ajustándose ahora al guión previsto. Carla le sirvió una vez más de escudo y excusa. Dispone de un talante, un atractivo y un conocimiento del inglés que le faltan a su marido. Sarkozy comenzó su visita con una disertación en la Universidad de Columbia, el lunes 29 de marzo, apenas una semana después de la derrota en las regionales. Cuatrocientos estudiantes y unos cuantos profesores le oyeron decir que “no hay ningún país en el mundo en el siglo XXI que pueda dirigir él solo al mundo.” Nunca lo hubo ni lo habrá, podría haber dicho. “EEUU –advirtió- tendría que pensar qué significa ser la primera potencia mundial.” Ya lo está haciendo Obama, debería reconocer Sarkozy: por eso, precisamente, Obama no privilegia a Francia ni a la UE y tiende la mano a interlocutores insólitos, sobre todo en Asia. “No podemos aceptar un sistema capitalista donde no hay reglas, no hay regulación”, señaló el francés, anunciando que la regulación financiera iba a ser el tema principal de sus diálogos con Obama, al día siguiente. “Necesitamos que el gran pueblo americano comprenda que la ausencia de reglas mata la libertad.” Aludiendo al 11S y a los recién perpetrados atentados en el metro de Moscú afirmó otra obviedad: todo el conjunto de las democracias tiene que luchar contra el terrorismo. “Permaneceremos al lado de ustedes en Afganistán porque la lucha contra los terroristas nos concierne a todos, no sólo a los norteamericanos.” Y preguntado por la reforma de la salud que impulsa Obama dio su “bienvenida al club de los países que no dejan caer a los enfermos.” En la cena de la Casa Blanca con sus respectivas cónyuges el jueves 25 de marzo, nunca se sabrá si prevaleció la agenda política y, en tal caso, quién llevó esta vez la voz cantante. No ha trascendido ningún acuerdo importante entre los dos presidentes. Pedirle a Francia que apoye en las Naciones Unidas la propuesta norteamericana de mayores sanciones de la ONU a Irán por su política atómica –como se destacó en la rueda de prensa conjunta- no fue más que insistir en lo que está pidiendo Obama a muchos otros gobiernos. La propia China ya le ha dado su respuesta afirmativa. Puede que una vez más los diálogos más importantes, fuere cual fuere el escenario, no hayan trascendido. Imagino un temario hoy por hoy inevitable: la gestión de la crisis de Grecia por la Unión Europea, el coprotagonismo que se han arrogado ante ella Alemania y Francia en el Eurogrupo, la hegemonía sin pares de Alemania en Europa como la potencia económica y la mayor exportadora, la crítica francesa a esa hegemonía que, en palabras de Christine Lagarde, muestra que Alemania es una economía fuerte por las exportaciones más que por la demanda interna, desequilibrando a la eurozona. Obama habría pedido reevaluar el compromiso francés en Irán, en el conflicto palestino-israelí y en Afganistán. Y Sarkozy estaría dispuesto a darle sus respuestas positivas, subrayando a su vez que la cooperación en la OTAN “nunca había sido tan buena como ahora”. En cuanto a la anunciada regulación financiera, EEUU ya se había anticipado a Francia y a la UE proponiendo gravar los cincuenta mayores bancos. Pero la ministra francesa de Economía acaba de dar un paso adelante gracias a que Merkel la invitó a asistir a un consejo de ministros alemán donde se proyectó crear un mecanismo internacional para que, con más impuestos a la banca, sea ella y no el Estado quien pague los inmensos excesos del sistema financiero. El FMI presentaría un proyecto en el mismo sentido, a finales de abril, a los ministros de Economía del G-20. Habrá que ver qué dicen al respecto Obama y Sarkozy. |
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