¿Funcionará el Ceibal? Pablo Da Silveira La revista británica The Economist acaba de publicar un informe que debería alarmar a los uruguayos: una serie de estudios realizados en distintos contextos ponen en duda que la distribución de computadoras tenga efectos positivos sobre los aprendizajes. Peor aun: los efectos tienden a ser negativos entre chicos que viven en hogares pobres. Una investigación realizada en Carolina del Norte, Estados Unidos, analizó los efectos del acceso a banda ancha sobre los aprendizajes logrados por los alumnos. Los resultados en matemáticas tendieron a caer tras la llegada de un proveedor de banda ancha, y los resultados en lengua cayeron notablemente en los barrios donde coexisten varios. Estos efectos negativos tienden a fortalecerse a medida que desciende el nivel de ingresos del hogar. A una conclusión parecida se llegó en Texas, donde el gobierno invirtió 20 millones de dólares en un plan similar al Ceibal. Una evaluación reciente muestra que el único aspecto en el que hubo una clara mejora es el de las habilidades informáticas. En las demás áreas los resultados no son claros, excepto en un punto: hubo un descenso generalizado en las evaluaciones de lengua escrita. A las mismas conclusiones llegó un equipo de investigadores que evaluó un plan semejante aplicado en Rumania: los alumnos mejoraron su destreza informática, pero bajaron significativamente sus rendimientos en matemáticas, lengua materna e inglés. ¿Cómo explicar estos resultados? Los investigadores concluyen que, cuando los chicos tienen acceso a una computadora y a Internet fuera de un encuadramiento pedagógico adecuado, dedican enormes cantidades de tiempo (incluyendo horas que antes invertían en estudiar) a entretenerse con juegos virtuales y a ingresar a páginas prohibidas. Parte de las mejoras que se logran en el dominio de la informática resultan de sus esfuerzos por superar los bloqueos instalados por las autoridades educativas. Este efecto es mayor entre los chicos de menores ingresos porque son quienes pasan más tiempo solos (sus padres trabajan muchas horas, y una alta proporción de los hogares pobres son monoparentales). Catherine Maloney, que dirigió el estudio de Texas, concluye que "no hay ninguna evidencia que vincule la inmersión tecnológica con la capacidad de los alumnos de dirigir su propio aprendizaje, ni con su nivel general de satisfacción con la actividad escolar". Difundir la destreza informática puede ser un paso hacia la igualdad de oportunidades, pero también puede ser una trampa. El Plan Ceibal debe buena parte de su vigor al hecho de haber crecido fuera del alcance de la burocracia educativa. Pero esa es también su mayor debilidad. Si se quiere evitar que fracase, es esencial construir puentes con la tarea pedagógica. En este contexto, no es nada tranquilizador que el gobierno haya optado por extenderlo a Secundaria, antes de haberlo consolidado en Primaria. Este puede ser un camino eficaz para arruinar una idea que ha despertado grandes expectativas en la población. Hay un límite muy fino entre el uso intensivo de tecnología y la simple demagogia tecnológica. |
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