"La alegría que se ha desbordado por la final del Mundial pone en evidencia que el nacionalismo español existe. Y eso no es malo. Lo que es malo es que se niegue", afirma Iñaki Anasagasti, senador del PNV. No sé si algún líder del nacionalismo catalán -sea federalista, sea independentista- afirma lo mismo.
Convendría de todos modos matizar esa "alegría", quede o no confirmada mañana con el resultado de la final. La mayoría de titulares del equipo es catalana, del Barça, y reproduce las estrategias que antes que a España llevaron a este club catalán al primer plano del fútbol mundial. Las estrellas más destacadas por la prensa internacional, excepto el portero, también son del Barça. De manera que muchos, sean o no independentistas, sean o no nacionalistas, encuentran en esta vinculación la motivación mayor de su alegría. La alegría futbolística trasciende banderas nacionales y está espoleada por actores, creencias e intereses muy diversos, más allá de las fronteras políticas y las lealtades nacionales.
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