Cárcel por el delito menor
Lluís Foix | 18/06/2010 - 00.37 horas
Félix Millet y Jordi Montull están en la cárcel. Por un supuesto delito sobre el hotel del Palau y no por los más de treinta millones de euros que robaron, estafaron y despilfarraron en la causa mayor que se está instruyendo. Habían confesado algunos delitos cometidos y devolvieron una pequeña parte del saqueo al Palau. Gozaban de libertad.
El juez Juli Solaz lleva nueve meses instruyendo el sumario mientras los imputados gozaban de libertad. Era el juzgado número 30. Paralelamente, la juez Miriam de Rosa Palacio, del juzgado número 10, estaba instruyendo desde hace una semana la querella presentada por un delito menor sobre un hotel que ni siquiera ha empezado a construirse.
A petición del ministerio fiscal, la juez ha ordenado prisión incondicional sin fianza a los dos imputados que pasarán su primera noche en la cárcel. Los acusados pasaron directamente de la sala de declaraciones a los calabozos de la Ciutat de la Justícia y después fueron trasladados a la prisión barcelonesa.
La juez dictaminó que hay indicios de que Millet y Montull cometieron los delitos continuados de tráfico de influencias y de apropiación indebida con motivo del proyecto del Hotel del Palau, en un caso que salpica a altos cargos del ayuntamiento de Barcelona y la conselleria de Economía.
Sorprende que por el delito de mayor envergadura no se hayan encontrado motivos para prisión incondicional y, en cambio, hayan ingresado en la cárcel por un delito de mucha menor cuantía. Depende del juzgado que te toque.
Mal anda la justicia si la libertad está en función del juzgado que instruye un caso. La juez aprecia que hay un apreciable riesgo de ocultación, alteración o destrucción de las fuentes de prueba relevantes y establece como "obvia" la capacidad de los imputados para influir en este momento inicial de la instrucción sobre los posibles imputados o testigos.
Ya era hora, decían muchos ciudadanos esta noche. Que se haga justicia, afirmaban otros. Los abogados defienden a sus clientes con todos los argumentos que les permite la ley. Lo cierto es que sorprende la celeridad de la juez Miriam de Rosa Palacio y la parsimonia del juez Juli Solaz.
El caso Pretoria, mientras tanto, sigue su proceso en espera de las decisiones del sustituto de Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional, con imputados socialistas y convergentes en espera de las diligencias judiciales.
Por si faltara algo, el Parlament ha puesto en marcha la comisión de investigación llamando a declarar a una serie de personajes directa o indirectamente relacionados con la supuesta desviación de fondos del Palau a Convergència i Unió.
Algo huele a podrido en esta Cataluña que creíamos que era un oasis pero que huele a cloaca. Como todas las sociedades democráticas. Que se sepa todo y que los jueces actúen de acuerdo a la ley. El país saldrá fortalecido. Todos somos prescindibles. Lo que importa es que se construya una sociedad con un mínimo de decencia por parte de ciudadanos que se presentaban como intachables y ejemplares.
El juez Juli Solaz lleva nueve meses instruyendo el sumario mientras los imputados gozaban de libertad. Era el juzgado número 30. Paralelamente, la juez Miriam de Rosa Palacio, del juzgado número 10, estaba instruyendo desde hace una semana la querella presentada por un delito menor sobre un hotel que ni siquiera ha empezado a construirse.
A petición del ministerio fiscal, la juez ha ordenado prisión incondicional sin fianza a los dos imputados que pasarán su primera noche en la cárcel. Los acusados pasaron directamente de la sala de declaraciones a los calabozos de la Ciutat de la Justícia y después fueron trasladados a la prisión barcelonesa.
La juez dictaminó que hay indicios de que Millet y Montull cometieron los delitos continuados de tráfico de influencias y de apropiación indebida con motivo del proyecto del Hotel del Palau, en un caso que salpica a altos cargos del ayuntamiento de Barcelona y la conselleria de Economía.
Sorprende que por el delito de mayor envergadura no se hayan encontrado motivos para prisión incondicional y, en cambio, hayan ingresado en la cárcel por un delito de mucha menor cuantía. Depende del juzgado que te toque.
Mal anda la justicia si la libertad está en función del juzgado que instruye un caso. La juez aprecia que hay un apreciable riesgo de ocultación, alteración o destrucción de las fuentes de prueba relevantes y establece como "obvia" la capacidad de los imputados para influir en este momento inicial de la instrucción sobre los posibles imputados o testigos.
Ya era hora, decían muchos ciudadanos esta noche. Que se haga justicia, afirmaban otros. Los abogados defienden a sus clientes con todos los argumentos que les permite la ley. Lo cierto es que sorprende la celeridad de la juez Miriam de Rosa Palacio y la parsimonia del juez Juli Solaz.
El caso Pretoria, mientras tanto, sigue su proceso en espera de las decisiones del sustituto de Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional, con imputados socialistas y convergentes en espera de las diligencias judiciales.
Por si faltara algo, el Parlament ha puesto en marcha la comisión de investigación llamando a declarar a una serie de personajes directa o indirectamente relacionados con la supuesta desviación de fondos del Palau a Convergència i Unió.
Algo huele a podrido en esta Cataluña que creíamos que era un oasis pero que huele a cloaca. Como todas las sociedades democráticas. Que se sepa todo y que los jueces actúen de acuerdo a la ley. El país saldrá fortalecido. Todos somos prescindibles. Lo que importa es que se construya una sociedad con un mínimo de decencia por parte de ciudadanos que se presentaban como intachables y ejemplares.
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