sábado, 14 de agosto de 2010

DEBUTANTE, CONTRADICTORIO CAMERON

DEBUTANTE, CONTRADICTORIO CAMERON

Si a los propios británicos Cameron anunció muy pronto un plan de austeridad que no le hará popular, si ya tiene que revisar a la baja sus previsiones para el 2011, los primeros contactos con líderes extranjeros de este aristócrata inglés de 42 años lo están perfilando ya tan rotundo como cambiante.

Con Obama, Cameron se ha sabido entender muy bien: califica como “esencial” y no sólo “especial” a la relación con EEUU y parece haber resuelto el inmenso problema creado por la British Petroleum. Pero a fines de julio, en Turquía, anticipó una promesa muy discorde con los frenos que le ponen Merkel y Sarko: “Seguiré siendo el más decidido abogado vuestro para una adhesión de Turquía a la UE”. Al mismo tiempo, arremetió contra Israel pidiendo el fin del bloqueo israelí a Gaza, ese “campo de prisión”. Un par de días después, en la India -donde buscaba fortalecer añejos lazos comerciales-, acusó a Pakistán de exportar el terror tanto al país que estaba visitando como a Afganistán: “No podemos tolerar en ningún caso la idea de que Pakistán sea autorizada a mirar por los dos lados y pueda, de la manera que sea, promover la exportación del terror.” ¿Será igualmente rotundo Cameron en el trato con otros países no menos “exportadores” del terror? ¿Mantendrá este estilo cuando gane más experiencia en la conducción de la política exterior británica?

Pocos días después, el locuaz primer ministro, ya en Londres, se mordió la lengua recibiendo muy amistosamente al Presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, que seguía dándose el lujo de permanecer ausente de su propio país mientras más de 4,5 millones de sus compatriotas se veían duramente afectados por las inundaciones. Zardari venía de París, donde –gozando de la vida como cualquier turista rico- nada había dicho sobre la situación de los dos periodistas franceses detenidos por los talibanes hace más de siete meses. Mantuvo enhiesta su sonrisa al llegar a Londres, aunque la London School of Economics lanzara un documento concluyente demostrando que el servicio secreto militar de Pakistán “orquesta, apoya e influye fuertemente sobre el movimiento talibán”; aunque le recordaran que, al visitar una prisión, prometió a cincuenta talibanes detenidos que serían liberados y que Islamabad apoyaría sus operaciones. Ya en Londres, Camerón le dedicó su más cordial sonrisa, su trato más exquisito, como si fuera un amigo de su mayor confianza. Y el pakistaní aprovechó la ocasión para proclamarse de inmediato como el “amigo de Gran Bretaña, amigo de Cameron”, pidiendo que se llevara adelante una suerte de Plan Marshall para el desarrollo de la región. Las filtraciones conquistadas por WikyLeaks confirmaban mientras tanto el doble juego de Pakistán: la ambigüedad de su gobierno ante los talibanes, la implacable hostilidad contra Afganistán. Y el flanco más débil de la opción militar norteamericano-otánica estaría precisamente en buscar la mayor implicación de Islamabad en el atroz conflicto regional.

Cameron pudo en cambio mostrarse más coherente con su advertencia a Israel: el gobierno israelí aceptó que la ONU investigara el asalto a la flotilla que llevaba ayuda a Gaza, mediante una comisión ad hoc formada por representantes de la UNO, EEUU, Turquía... e Israel. Claro que Netanyahu se lavó las manos: sólo se había limitado, dijo, a fijar las directrices políticas, pero la culpa del asalto fue de su ministro de Defensa.

No sé qué historias le contará Clegg a Cameron cuando regrese de sus vacaciones en Olmedo. De todas maneras, los dos ya estarán reflexionando sobre la gran revelación que nos llegó a mediados de agosto. Alemania está creciendo más que nunca desde su unificación: 2,2% del PIB. Gracias al tirón de sus exportaciones –que van sobre todo a China, India, Corea del Sur y Brasil. “Alemania es la locomotora de la coyuntura de Europa”, proclama su Ministro de Economia, Reiner Brüderle. Y va mucho más rápido que EEUU, Francia, España… y la propia Gran Bretaña.

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