Aliados desde 1994, Berlusconi y Fini rompieron el 29 de julio cuando el PdL de Berlusconi expulsó a Fini, que sigue siendo el Presidente de la Cámara de Diputados y no se apura en fundar su nuevo partido.
El 5 de setiembre Fini lanzó una promesa inesperada: no piensa forzar la caída del gobierno de Berlusconi. Aunque acuse a los de Berlusconi de utilizar métodos “del peor estalinismo”. Y al propio Berlusconi de no entender lo que significa una democracia liberal, de caer en la genuflexión ante Gadafi, de hacerle víctima por la vía de sus medios de una “lapidación de tipo islámico” (por la oscura venta de una vivienda en Montecarlo cuyo inquilino es el hermano de su pareja, Elisabetta Tuliani).
No habrá, pues, elecciones anticipadas. Pero ¿qué imaginará ahora Fini para vengarse de Berlusconi y, con otros socios, reconquistar el poder?
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