"Alemania está económicamente mejor que nadie", dijo Angela Merkel en el Congreso Federal de su partido. Le anunciaban una crisis de liderazgo al intentar mantenerlo por quinta vez en diez años. Pero una vez más, los augures se equivocaron. Por 90,4% de los votos sigue líder de la CDU. Al terminar su discurso, los aplausos duraron 10 minutos.
Angela atacó, desde luego, a su ex socio de la Gran Coalición durante cuatro años, "fugitivo", dijo, "de sus propias políticas del pasado". Ahora, "la única alternativa de coalición para la CDU son los liberales", subrayó pese a todos los desencuentros habidos, en gran parte no superados.
El 27 de marzo del año próximo, le espera a Angela una prueba muy dura en Baden-Würtenberg, bastión de su partido desde hace 57 años: las regionales podrían privarle del poder si las ganan la coalición SPD-Los Verdes.
"Si el euro cae, Europa cae", adviertió en el Congreso esta europeísta convencida. Y al mismo tiempo que resaltó sus logros económicos, afirmó el perfil cristiano de su partido en términos muy bien analizados por el artículo de Die Zeit que reproduje en una entrada anterior. "Nuestro país no padece una demasía de Islam sino una escasez de cristianismo", sostuvo polémicamente esta luterana.
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