Chile opta por un cambio y se abre una nueva etapa
Al alcanzar el 51,6% de los votos, Sebastián Piñera fue elegido ayer para jurar el próximo 11 de marzo como el 51° Presidente de la República.
18/01/2010 - 08:53
El país ha optado por una nueva conducción, iniciando una etapa diferente y poniendo fin a un ciclo de 20 años de administraciones de la Concertación. El candidato de la Coalición por el Cambio ha recibido la confianza de la ciudadanía para conformar el gobierno con el que la centroderecha accederá a La Moneda por primera vez después de 52 años.
La elección de ayer ha confirmado la consolidación de nuestra democracia, expresada ahora a través de la alternancia en el poder en un proceso pacífico y ejemplar, que se vio coronado por el temprano reconocimiento del resultado por el candidato Eduardo Frei, quien concurrió personalmente a felicitar a su contendor.
El triunfo de Piñera debe ser interpretado como la concreción de una aspiración de cambio en el país. El candidato opositor encarnó ese anhelo mayoritario de la ciudadanía y lo transformó en un proyecto político consistente.
En esto parece haber jugado un papel preponderante su trayectoria personal: el Presidente electo supo convertir en capital político su condición de exitoso empresario, cuestión que queda de manifiesto en la manera en que el público valora sus atributos ejecutivos y su capacidad para resolver problemas, como evidencian las encuestas. De esta forma, lo que sus adversarios consideraron como su mayor debilidad, parecehaber terminado transformándose en una de sus principales fortalezas.
A partir del núcleo conformado por los dos partidos tradicionales de su sector, logró construir una coalición amplia y que convocó a grupos diversos en torno a su candidatura, al tiempo que acertó al incluir en su campaña temas que atrajeron a electores no habitualmente identificados con la centroderecha. La Coalición por el Cambio exhibió, además, capacidad para ordenarse y aunar esfuerzos, dando con ello una señal importante de gobernabilidad y seriedad política.
Otro factor que contribuyó a la victoria opositora fue el evidente desgaste de la Concertación tras 20 años en el poder. El conglomerado gobernante deberá entrar ahora en una etapa de reflexión -ya anunciada ayer por algunos de sus líderes- para definir la forma en que enfrentará la nueva etapa que se abre.
Piñera liderará un país que tiene grandes desafíos. Aunque Chile ha logrado superar con éxito muchos problemas, desde hace unos años parece haber perdido parte del impulso que tuvo en la década de los 90. A la recuperación de ese espíritu se refirió ayer Piñera en su discurso, al sostener que "el gran desafío de la generación del Bicentenario" es lograr que el país "de una vez por todas derrote alsubdesarrollo".
El éxito del nuevo gobierno dependerá en buena medida de que sepa responder a las expectativas que el electorado ha puesto en él, las que están marcadas por la necesidad de una gestión eficiente y, también, por un cambio de estilo político en La Moneda.
La solución de los problemas que enfrenta la sociedad en temas relevantes, como el desempleo, la delincuencia o la educación, necesita de nuevas ideas y autoridades que las pongan en práctica, dado el evidente agotamiento que hoy exhiben las políticas desplegadas en esas áreas.
Pero quizá aun más significativas son las expectativas que el electorado tiene de un cambio en el estilo de gobierno en el sentido que ha sido prometido por Piñera, esto es, en incorporar a una nueva generación de autoridades, escogidas por su capacidad y excelencia, y no por su militancia política.
El electorado ha demostrado que las diferencias que marcaron la política chilena durante los últimos 20 años están quedando superadas, y por eso se hace indispensable que el nuevo Ejecutivo asuma una actitud inclusiva. Piñera está consciente de ello y ayer se comprometió a llevar adelante un gobierno de unidad nacional "que va a derribar los muros que nos dividen". Con ese objetivo en mente, su gestión debe rescatar lo positivo y efectuar reformas allí donde se las necesite.
Al frente tendrá a una Concertación que debe asumir una oposición constructiva, que dé prioridad a los intereses generales del país y que comprenda el mensaje de cambio que se ha emitido en las urnas.
El Presidente electo y la Coalición por el Cambio tienen la oportunidad de devolver al país el empuje que lo puede llevar a cruzar el umbral del desarrollo en un futuro cercano.
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