Tres goles históricos el domingo último y una temporada espléndida salvo en la selección nacional de Argentina, su patria, han provocado un océano de ditirambos a Messi en el periodismo deportivo hispano, tanto en la prensa impresa y digital como en emisoras y canales.
Conocidos son los excesos de la mayoría de los comentaristas cuando juzgan a jugadores, técnicos y dirigentes. Es su estilo, es su manera inmediata o diferida de llenar sus espacios y sus tiempos semana a semana, día a día, en ese rango supremo que las empresas mediáticas destinan al deporte.
Pero en algunos casos sospecho una intención peor. Comparando a Messi con Maradona algunos están fomentando un trato todavía más duro y distanciado de Maradona director técnico del seleccionado argentino con Messi jugador estrella que no ha llegado en ese seleccionado al nivel a que está llegando en el Barça. Entre quien fue y quien es estrella. Aguijonear un conflicto ya existente, en el que gritan y gesticulan contra Messi los sectores más agresivos de la hinchada argentina es una manera de romper la unidad del seleccionado argentino para favorecer al español en el caso no improbable de un enfrentamiento entre ambos. Ruptura tanto más previsible si comparamos al caballeresco, generoso Messi con la vulgaridad y el egoísmo barriobajero de Maradona.
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