La SER apunta a dos tipos antagónicos de oyente preferido: el imbécil obediente para las largas tandas de anuncios gritados y el lúcido, informado y crítico para sus espacios periodísticos.
¿Hasta cuándo prevalecerá esta contradicción en la emisora con mayor audiencia en el Reino?
¿Qué alternativas pueden encontrar ya los oyentes del segundo tipo?
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